Mathjax

lunes, 8 de abril de 2013

Cómo mejorar el excelente Orbiter Space Flight Simulator

Una pequeña reseña para llamar la atención sobre el control hardware (THC) que acaba de desarrollar un gran amigo y compañero de aventuras, Sergio Curci, en base a mejorar la experiencia de control de los diferentes vehículos del excelente simulador de vuelo espacial Orbiter Space Flight Simulator.

Para quien no conozca este simulador, se trata de un desarrollo abierto de Martin Schweiger, con ya bastantes años de recorrido, que busca ofrecer una simulación de vuelo espacial realista basándose con mucha fidelidad en la mecánica newtoniana. El simulador está abierto a la participación de usuarios y desarrolladores que colaboran activamente creando añadidos y vehículos. Vaya por adelantado que no se trata de un "juego", sino de un simulador "hardcore", que puede llegar a ser bastante complejo.
El simulador ofrece vehículos reales y vehículos ficticios, siendo estos últimos los más favorecidos por los principiantes, por su manejo simplificado (y por su abundante provisión de combustible).

El desarrollo de este THC (Translational Hand Controller) está motivado por el hecho de que al estar el simulador diseñado para funcionar en un PC corriente, los diferentes controles están mapeados en un teclado no especializado, y la experiencia de cambiar entre modo Traslacional y Rotacional no es muy realista, y no facilita precisamente las operaciones de atraque.

El control de actitud de un vehículo en el espacio (su posición en relación a su trayectoria orbital, o sea, hacia donde está mirando en cada momento) funciona a base del empleo de pequeños motores (RCS, Reaction Control System) que desplazan o giran el vehículo con pequeños impulsos para orientarlo o moverlo ligeramente.

(via http://wiki.ssm-fans.info/main)


La forma de pilotar una nave en el espacio es diferente a la forma de pilotar un avión atmosférico, pues la no existencia de atmósfera que frene o sustente al vehículo, dota a ésta de una posibilidad de movimientos más amplia que no comprometen la integridad del vehículo al no estar éste sometido a fuerzas aerodinámicas.
El empleo de forma coordinada de los diferentes elementos de los RCS permite rotar al vehículo en tres ejes, o desplazarlo también en tres ejes. Por ello se emplean dos controladores o mandos especializados en las cabinas de los vehículos orbitales.

Para el control rotacional se usa lo que viene siendo un Joystick tradicional (el RHC, Rotational Hand Controller):

(via http://wiki.ssm-fans.info/main)


Para el control traslacional se emplea otro Joystick (el THC) que es ligeramente diferente al anterior, pues posee desplazamiento longitudinal que permite hacer avanzar o retroceder al vehículo, y por ello está dotado de una especie de pomo que permita tirar de él o empujarlo:

(via http://wiki.ssm-fans.info/main)


Estos desplazamientos están adaptados a la posición de los puertos de atraque de los diferentes vehículos, y no son iguales en una lanzadera Shuttle que, por ejemplo, en el módulo de servicio de las misiones Apollo.
El controlador desarrollado por Sergio permite modificar este punto en base a qué vehículo se esté manejando.

La entrada del blog de Sergio, con bastantes detalles sobre la operativa y fabricación del mismo, se puede consultar aquí.




jueves, 31 de enero de 2013

STS-107 (OV102) - Space Shuttle Columbia

Mañana se cumple el décimo aniversario del dramático accidente de la Lanzadera Columbia, perteneciente a la Agencia Espacial Norteamericana, acaecido en la madrugada del 01 de Febrero de 2003, sobre Texas, en la senda de descenso.

El terrible accidente acabó con la vida de los siete tripulantes cuando estaban a pocos minutos de tomar tierra, tras una misión que se inició el 16 de Enero, y que tenía previstos una serie de experimentos relacionados con la microgravedad (esto se aprecia en el parche de la misión).

Durante el despegue, el desprendimiento de un trozo de cobertura aislante de espuma de uno de los anclajes del ET (External Tank) provocó un impacto en el borde de ataque del ala izquierda, fabricado en RCC (Reinforced Carbon Carbon), agujereando una zona no determinada en los alrededores del panel RCC 6.

Se estima que el agujero no tendría un diámetro mayor de unos 20 cms. Y por ello no se llegaron a desatar las alarmas tal cómo hubiese debido hacerse.
Tanto en MC (Mission Control) como a bordo eran conscientes de lo que había ocurrido, pero se desestimó la auténtica gravedad del asunto, encadenando una serie de errores que fueron motivo de aguda crítica en el subsiguiente informe de la comisión investigadora del accidente (CAIB).

El resultado fue que durante la reentrada, el aire supercaliente de la onda de choque, generada por el empuje del orbitador al sumergirse en la atmósfera, se coló en el interior del ala dañada, y comenzó a provocar destrozos en su interior.

La estructura alar metálica se debilitó por las altas temperaturas, se fundieron las conducciones de los sensores de telemetría, provocando lecturas extrañas y fuera de escala, se fundió hasta al tren de aterrizaje (algo que hubiese provocado un accidente igualmente aunque el vehículo hubiese aguantado).
La carga total de calentamiento superó todas las previsiones de diseño, mientras la estructura se iba deshaciendo por dentro.

Finalmente, las fuerzas aerodinámicas generadas a esas velocidades provocaron la rotura del ala izquierda, la descompensación de actitud del vehículo, que acabó poniéndose de lado cuando viajaba en torno a Mach 19 (una velocid intolerable para su diseño estructural en esa actitud de vuelo), y su casi inmediata desintegración, cuando sobrevolaba el estado de Texas.


Los restos se esparcieron en un área de unas 250 millas.

Ningún tripulante sobrevivió.

Era inviable su supervivencia incluso aunque hubiesen seguido las normas que les obligan a vestir su traje ACES bien cerrado y presurizado, algo que no todos habían hecho en ese vuelo. El choque de sus cuerpos, ahora expuestos, con al aire a Mach 19 acabó de golpe con sus vidas.

Sirva este pequeño relato como un simple homenaje por la contribución que hicieron mientras vivian al desarrollo y progreso de la ciencia.
Ellos, como otros antes que ellos, no serán olvidados, pues dieron lo mejor que tenían, sus vidas.

Y posiblemente este acto, como se mostró a raíz de la posterior investigación, pudo salvar a otros, pues toda la estructura operativa y administrativa de la NASA fué revisada y se detectaron multitud de errores de forma y de operación que fueron corregidos.


Estos siete tripulantes son algunos de los gigantes sobre cuyos hombros debemos subir para seguir avanzando en el progreso y desarrollo de la ciencia.